Una gota turbia cae en la oscuridad...
El eco de la caída llena el ambiente.
Con su cabeza taladra en la pared un aujero que lo sacará de ese vacío.
Su cara se desfigura, pierde la identidad, al igual que se desfiguran aquellos que van junto a otros miles a lugares que no saben su porqué.
A veces algunos paran y se preguntan quienes son pero, casi siempre, los tira la corriente...
Ya no hay lágrimas, pues ya no existen lagrimales.
La pared no cede aunque el, insistente, sigue golpeando hasta hacer estallar su cabeza.
Una gota turbia cae en la oscuridad.
Recorre el cráneo de aquel que un día luchó por su identidad y en contra de la soledad.