Sus ojos se mueven presurosos.
Siente la transpiración recorrer todo su cuerpo.
No puede comprender lo que sucede.
La invade el terror y la incertidumbre. Se siente perdida en esa especie de laberinto que la encierra.
Sale de la habitación y corre por los interminables pasillos que no la llevan a nada.
La recorre un escalofrío. No quiere estar más allí.
Llora. Grita. Tiene miedo de perder la razón.
Continúa corriendo desesperada.
Hasta que tropieza y cae… Se queda tirada allí, en ese húmedo y helado suelo.
A pesar de las heridas se levanta, y sigue.
Se pregunta si hace lo correcto, reflexiona sobre sus pasos, pero nunca para de correr.
Hasta que lega el punto en que tiene que decidir que camino tomar.
Elección difícil, pues no sabe a donde la llevarán los caminos.
Su única certeza es que desea hallar SU felicidad. Huir de aquel lugar, del concreto, el vacío y de la pena. Del “smog” y de los mounstros de la soledad que acechan en aquel lugar.
Siente la transpiración recorrer todo su cuerpo.
No puede comprender lo que sucede.
La invade el terror y la incertidumbre. Se siente perdida en esa especie de laberinto que la encierra.
Sale de la habitación y corre por los interminables pasillos que no la llevan a nada.
La recorre un escalofrío. No quiere estar más allí.
Llora. Grita. Tiene miedo de perder la razón.
Continúa corriendo desesperada.
Hasta que tropieza y cae… Se queda tirada allí, en ese húmedo y helado suelo.
A pesar de las heridas se levanta, y sigue.
Se pregunta si hace lo correcto, reflexiona sobre sus pasos, pero nunca para de correr.
Hasta que lega el punto en que tiene que decidir que camino tomar.
Elección difícil, pues no sabe a donde la llevarán los caminos.
Su única certeza es que desea hallar SU felicidad. Huir de aquel lugar, del concreto, el vacío y de la pena. Del “smog” y de los mounstros de la soledad que acechan en aquel lugar.